martes, 19 de marzo de 2013

La Lógica de la Irracionalidad

Hoy he mantenido una interesante discusión con una amistad, donde me preguntaba por qué había personas que, pese a su gran implicación en el trasfondo de los movimientos sociales no se unen a ellos. Las motivaciones de cada uno podrían ser diversas, pero me ha preguntado si a lo mejor no están a favor del cambio y que, por tanto, su falta de acción provoca de manera lineal una pérdida de eficacia del movimiento destinado al cambio. Este diálogo me ha hecho reflexionar brevemente sobre el cambio social.

El cambio social es un término sociológico empleado por Max Weber, sociólogo alemán y fundador de la Socialdemocracia así como padre de paradigma socialista de la acción intersubjetiva (la realidad social no es real, sino la percibida por el individuo).

El cambio social impregna toda la vida social, toda la sociedad en todos sus aspectos. El cambio social no es más que el cambio total o parcial del sistema de valores de una sociedad orientado a una parcela de dicha sociedad. En otras palabras, el cambio social no es tangible ni visible, pero sí es estudiable.

El cambio social puede tener distinto alcance. No es lo mismo el cambio de presidente de una comunidad de vecinos que la implantación de una nueva tasa impositiva de la Unión Europea. También el cambio social, como toda acción (lección básica de sintaxis) es requerida de un sujeto y un objeto.

El sujeto de la acción social tiene como unidad básica al individuo. El simple individuo ya tiene el potencial de crear una acción social y, por tanto, un cambio social. La acción social es toda acción del individuo que tiene una repercusión en el medio social, ya sea por activa, por pasiva, directa, indirecta, por acción o por omisión. Es decir, todo lo que haga al individuo que se salga de la esfera estrictamente personal supone una acción social. Toda acción social implica (en referencia a la 3º Ley de Newton de acción-reacción) un cambio social, pero la intensidad de la acción puede diferir a la del cambio. Que un presidente de una nación le cuelgue el teléfono a Obama no tiene la misma repercusión que el que lo hagas con tu colega.

Las consecuencias de esto es que, volviendo al debate inicial, el hecho de que un individuo no vaya a una manifestación sigue teniendo una repercusión. Por poner un ejemplo algo brusco, supongamos que un individuo X no va a las manifestaciones porque no está de acuerdo con la metodología ni las formas, pero sí en el contenido de las protestas. Lo que se conoce como un ''rebelde intelectual'', vaya. Supongamos, insisto, que nunca ha ido a ninguna manifestación. De pronto, gracias a los milagros de la alta definición, el Gobierno consigue identificar mediante las fotografías aéreas a todos los asistentes. Supongamos también (dando una vuelta de tuerca más) que ese Gobierno se vuelve autocrático e instaura una Dictadura, y ejecuta a todos los disidentes registrados. El individuo X no es un disidente oficial, sin embargo su condición ideológica le coloca totalmente en contra del régimen, con vida y probablemente a la cabeza de una revolución.

De esta manera, la no acción del individuo le ha sumido en un cambio social que no estaba intencionado.

Y es que el cambio social no es intencionado. Es impredecible y no se puede forzar en la medida en la que lo que pretendes es forzar que aparezca el cambio que deseas.

Porque el cambio aparece de manera natural. Y no con esto quiero decir que el cambio es producto de ''las cosas van a cambiar igualmente, así que paso de hacer nada''. Al contrario. El cambio surge de manera natural con la actividad permanente de fuerzas generalmente antagónicas las cuales, sin su actividad, no producirían el cambio. Es necesario ese conflicto de fuerzas para que el cambio por venir, se produzca. En el caso de que una de las fuerzas se anulara totalmente, la otra alcanzaría el cambio que busca (en cierta medida, ya que siempre hay margen de error). Sin embargo, contadas ocasiones ha ocurrido esto en la historia, y las veces que ha pasado, ha supuesto una catástrofe moral y ética. Un ejemplo ''reciente'' es la bomba nuclear de Hirosima.

Lo que pretendo decir es que el cambio sucederá, y no será como nadie espera que lo sea, sino que será siempre diferente. Siempre habrá matices que lo asimilen con el cambio esperado por las fuerzas y agentes de cambio, pero también siempre diferirá. En España jamás se privatizará del todo la Sanidad y la Educación, ni se conseguirá derrocar al Gobierno a base del movimiento ciudadano. El cambio futuro en España seguramente se verá caracterizado por una privatización parcial de la Sanidad y la Educación, y la salida del actual Gobierno se verá debido en parte (o muy apoyado) por un movimiento ciudadano. Pero la realidad es que el cambio no será ni lo uno ni lo otro, solo tendrá pequeños matices de ambos. Esto hace a la vida social y a la realidad impredecible, sorprendente, inesperada e injusta para todos. ''Todo tiempo pasado fue mejor'' explica aquellas situaciones antes de un cambio social en el que has tenido que ceder parte al otro.

Todas estas obviedades son obviedades momentáneas, ya que todos (y me incluyo) en algún momento hemos olvidado lo que vivir en sociedad y el cambio social conllevan. El alcance de este concepto nos permite un análisis social que muchas veces difiere del dado en las noticias o incluso del juicio valorativo de cada uno.

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